miércoles, 17 de diciembre de 2008

DESIERTO I I

Nada quiebra la mudez pétrea
de esas olas ocres y grises
surcada de negros derroteros
que forman tu vasto océano.
Por centurias, siempre impávido,
viste pasar al ente humano,
hurgando con mano insensible
violentar tu colosal paisaje.
Entregaste próvido riquezas,
oro blanco, oro, oro rojo,
tal esa ofrenda recogida
de mártires del cañón sicario.
Hoy te quedan sólo cicatrices,
pueblos vaciados de trajines;
osarios con cruces oxidadas
vigilan tu próspero anterior.

* * *

Juan Carlos García Araya (21)
Rapsodas Fundacionales
Arica, 14 de Abril de 2008

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