miércoles, 17 de diciembre de 2008

DESIERTO I I I

Paseando por el azul eterno,
el abrasador e inquietante sol
cierra lento, fatalmente los ciclos,
cumpliendo su inexorable función.
El horizonte infinito, seco,
insaciable devorador de vidas,
se comprime alrededor del Hombre
cercándolo en su propio existir.
Nada subsiste a esa soledad
ni a la aridez enseñoreada;
la ausencia es sola compañía
de tumbas con flores de metal.
Remotos se divisan los pueblos
incrustados en fértiles balcones,
pétreos, silencioso, y milenarios,
resisten la foránea modernidad.

* * *
Juan Carlos García Araya (27)
Rapsodas Fundacionales
Arica, 21 Junio de 2008

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