La controvertida muerte del “Che” Guevara acaecida el 8 de Octubre de 1967 en la localidad de La Higuera, Bolivia, produjo un inmenso impacto en todo el mundo, y en lugar de poner punto final a su trayectoria de líder de la revolución mundial, lo convirtió, por el contrario, en una figura popular y mítica en toda América Latina y en el orbe entero.
Su retrato dio la vuelta al mundo, sus postulados, su ejemplo y consecuencia fueron las cualidades que la juventud de todos los rincones del planeta recogió e hizo suyas.
En esos años, fines de los sesenta, vieron aparecer diversos movimientos, Mayo 68 en Francia, reforma universitaria en Chile, por ejemplo, que colocaron a la juventud como protagonista de un proceso de cambios en la sociedad. En Chile, esta actitud se reflejaba en todos los ámbitos, incluso en el musical con la aparición de nuevas tendencias como la Canción de Protesta, la Nueva Canción o simplemente temas populares como “La Juventud” interpretada por el grupo uruguayo Los Iracundos en que se pregonaba “Salvaremos nuestro mundo / que girando mal da vueltas /.../ Natural es que luchemos / por un mundo mejor / con la fuerza que nos da / la juventud.” Un buena parte de los jóvenes quiso que “estas esperanzas de jóvenes” fueran más que un sueño, e influenciados por los triunfos en Cuba, Argelia y la lucha en Vietnam, formaron diversas agrupaciones políticas del tipo revolucionario en todas partes del mundo. Era una época donde se iban a definir muchas cosas y cada uno tomaba partido. Muchos pensaban que era hora de conquistar el poder y veían con admiración los intentos guerrilleros del “Ché” y de otros combatientes. Así, dejando de lado la parte romántica de este compromiso, jóvenes chilenos y latinoamericanos siguieron su senda y empuñaron las armas tratando de construir una sociedad mejor, una sociedad socialista con un hombre nuevo
A la muerte de Ernesto Guevara, en Chile ya existían varias agrupaciones revolucionarias que seguían los principios del “guerrillero heroico”: “Crear dos, tres, muchos Vietnam”, entre ellas estaba el MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria que se había creado en Agosto de 1965, uno de sus militantes, Rigoberto Zamora Sasso, cayó muerto en Cochabamba en Agosto de 1969. En el Partido Socialista chileno se había formado una tendencia, el ELN (Ejército de Liberación Nacional), que postulaba los principios del “Che”. De estas organizaciones surgen varios militantes que tomaron el camino trazado por el guerrillero argentino-cubano en Bolivia. Entre ellos figuran Julio E. Zambrano Acuña (“Eugenio”), Hernán Ampuero (“Pedro”), Tirso Montiel Martínez, un ex-oficial de Carabineros (“Pablo”) y el ariqueño Elmo José Catalán Avilés, todos ellos militantes del ELN chileno
Su juventud
Elmo Catalán Avilés nació en Arica hacia 1932. Efectuó la enseñanza primaria en las Preparatorias (hoy Enseñanza Básica) del Liceo Coeducacional que funcionaba en la calle Sotomayor esquina Patricio Lynch y cuyo edificio cayó bajo los efectos del temblor del 23 de Junio del 2001. Cursó sus Humanidades (la actual Enseñanza Media) en el mismo establecimiento educacional. Obtuvo su Bachillerato para ingresar posteriormente a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile que hacía poco tiempo había iniciado la formación universitaria de los futuros periodistas. Durante sus estudios, se destacó por sus escritos en los que cuestionaba la prensa masiva como modelo comunicativo.
El joven Catalán se graduó en 1956 con excelentes calificaciones y en mérito a esos resultados ganó una beca para recorrer Europa[1], así como gran parte de América Latina. Su Memoria de Prueba, “La Propaganda, instrumento de presión política” refleja cabalmente su posición revolucionaria como hombre y periodista comprometido. Se trata de una denuncia y descarnado análisis de las estructuras de poder en la prensa chilena. En 1970 su trabajo fue publicado por Ediciones El Umbral.
“El Perno”, como lo bautizaron sus compañeros por su abundante cabellera siempre bien peinada, fue igualmente profesor de Periodismo Interpretativo en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile a los pocos años de su egreso[2].
El periodista comprometido
Políticamente, Elmo se inició en las filas de las Juventudes Comunistas, pero muy pronto las abandonó para incorporarse al Partido Socialista que estaba más cercano de sus ideales.En su desempeño profesional, trabajó como reportero en Radio Minería y Radio Balmaceda. También se desempeñó como documentado analista económico de Ultima Hora, colaborador de Vistazo, corresponsal de la agencia noticiosa Prensa Latina y como cronista en El Siglo. Fue precisamente en los talleres gráficos donde se imprimía este cotidiano comunista, la Imprenta Horizonte en calle Lira Nº 363 en Santiago, que Catalán junto a otros trabajadores, fue detenido por la policía política apoyada por efectivos del Ejército en la madrugada del 3 Abril de 1957. En el transcurso de una ola de manifestaciones se produjeron en la capital a consecuencia del alza de las tarifas de la locomoción colectiva. Durante las protestas varias personas resultaron muertas, entre ellas un obrero y una joven estudiante universitaria, además decenas de heridos graves.
La Imprenta Horizonte fue saqueada y destruida, abriéndose posteriormente un sumario contra los jefes policiales y militares que participaron en el operativo.
El joven reportero ariqueño y otros quince detenidos por las mismas razones, fueron conducidos a Arica el 6 de Abril en un avión de la FACH custodiados por cinco funcionarios de la policía civil[3]. Iban en calidad de relegados por orden del presidente de la República, el General Carlos Ibáñez del Campo, a localidades del interior de la zona norte. Elmo y otros cuatro de sus camaradas fueron conducidos a Belén, los restantes fueron repartidos entre los pueblos de Codpa y Putre. Sin embargo, poco tiempo estuvieron en la precordillera, ya que el 15 del mismo mes fueron trasladados a Santiago y de ahí enviados a Curepto a cumplir la pena de relegación impuesta por el gobierno.
Un par de meses después, ya la normalidad restablecida, Elmo regresa a su ciudad natal y dicta una conferencia explicando los sucesos de Abril, de los cuales fue testigo y protagonista. También abordó también el asunto del Puerto Libre de Arica que estaba en plena actualidad y discusión[4].
Continuó su carrera periodística ejerciendo en los medios de comunicación anotados anteriormente, pero sin dejar de lado su fuerte compromiso político. De esta manera participó activamente en las campañas electorales del FRAP, que agrupaba las fuerzas políticas de la izquierda chilena. En la de 1958 fue Jefe de Prensa de la candidatura de Salvador Allende a la Presidencia de la República. Al mismo tiempo se dedicó a actividades de tipo gremial asesorando a la Confederación de Trabajadores del Cobre[5] de la cual también dirigió su publicación, “El Cobre”.
Conjuntamente con la política, su interés se centraba también en los aspectos económicos de nuestro país, así junto al economista Mario Vera publicó “La Encrucijada del Cobre”, siendo también autor de numerosos ensayos en torno a nuestra minería.
En 1967 siendo el secretario privado del senador y secretario general del P.S. Carlos Altamirano, tuvo la ocasión de reunirse con dos mensajeros del ELN boliviano que buscaban ayuda para rescatar a tres combatientes cubanos que sobrevivieron a la emboscada del 8 de Octubre de 1967 en la Quebrada del Yuro. Gracias a las gestiones realizadas por Salvador Allende, presidente del Senado en esos años, el día 16 se logró rescatar a los fugitivos y facilitarles el regreso a Cuba. Este contacto con guerrilleros sería primordial para la decisión que tomaría Elmo en poco tiempo más.
El guerrillero
Repentinamente, a mediados de 1969, Elmo Catalán, dejó de lado su máquina de escribir y su grabadora. A su familia le comunicó que se iba a Francia a especializarse en su profesión, pero en realidad el viaje sólo llegó hasta Buenos Aires. De ahí se supone que, junto a otros voluntarios, viajó a Cuba y luego a Bolivia para integrarse a Ejército de Liberación Nacional del cual Guido “Inti” Peredo Leigue había asumido el relevo encontrándose bastante debilitado por la muerte del “Che” y sus compañeros. A partir de ese momento Elmo se transformó en “Ricardo”, un combatiente clandestino más.
Todo había comenzado con la visita a Chile de Jaime Barrios Meza a fines de 1966 con una misión confidencial del “Che”. Jaime Barrios[6], economista chileno, estuvo muy cerca del líder revolu-cionario argentino-cubano ya que fue uno de sus asesores cuando éste fue presidente del Banco Nacional y luego Ministro de Industrias de Cuba.
En Santiago, Barrios se reunió con grupos de militantes miristas, comunistas y socialistas para invitarlos a participar en el proyecto de lucha armada que abarcaría la zona andina del cono sur del continente americano. Pero no encontró mucho eco, por distintas razones, y sólo un grupo de militantes socialistas inició la tarea de organizarse como la sección chilena del ELN[7], siendo Elmo Catalán Avilés uno de sus integrantes.
Una vez en actividad en Bolivia, integrando el Estado Mayor del ELN, los azares de la vida ilegal llevaron a Catalán a frotarse varias veces con la muerte. En una ocasión queriendo acompañar a “Inti” en una misión, éste se lo prohibió. Ese mismo día, el líder boliviano cayó ultimado por las fuerzas de seguridad bolivianas junto al grupo que lo acompañaba. Algunos amigos de Elmo decían que siempre lamentó el hecho de no haberse encontrado ahí.
El compromiso político de Catalán, su entrega a la organización y su capacidad política eran a tal punto intensas que, luego de la muerte de “Inti” el 9 de Septiembre de 1969, su nombre se vislumbró como candidato a la dirección del movimiento clandestino, pero diversas apreciaciones, entre ellas su nacionalidad, hicieron que “Chato” Peredo, hermano menor de “Inti”, fuera finalmente elegido.
En Abril de 1970, después de más de un año de silencio, Elmo dirige una carta “a mi madre, hijos, hermanos, tíos y demás familiares” donde les comunica que está en Bolivia y les explica las profundas razones de su compromiso ideológico, de la decisión adoptada y de su firme convicción que la revolución chilena pasa por el triunfo sobre el imperialismo norteamericano en Bolivia. “No somos buscadores de gloria. Simplemente combatimos para destruir esta sociedad corrompida y opresora y para construir un mundo nuevo, sin explotadores ni explotados. Un mundo donde no existan injusticias ni humillaciones, donde todos tengan iguales oportunidades, donde el hombre, como dice Che, no sea lobo del hombre.” Al despedirse utiliza su nombre de guerra, “Ricardo” “porque el antiguo también quedó sepultado en el pasado”. En la posdata agrega “Hay algo más- y bastante grande- que me une profundamente a esta tierra. Amo a una combatiente del ELN y tendré un hijo boliviano. Soy feliz[8].”
Su extraña muerte
De la actividad de Elmo en las filas del ELN en Bolivia se sabe muy poco, escasamente se conoció su nombre de guerra, “Ricardo”. Dos periodistas bolivianos, Adolfo Mier Rivas y Juan Carlos Gumucio efectuaron una acuciosa investigación sobre los últimos días de vida del revolucionario chileno[9]. Los párrafos que van a continuación están basados en gran parte en ese trabajo.
El día 12 de Junio de 1970, tres cazadores que buscaban algunas presas en el cerro San Pedro, a unos 8 kilómetros de Cochabamba, encontraron en el túnel El Abra que une el Río Rocha a la laguna Alalay, el cadáver de un hombre envuelto en frazadas atadas con cuerdas de nylon. Inmediatamente dieron cuenta a la DIC (Dirección de Investigación Criminal), la policía política local.
Los funcionarios policiales trasladaron el cuerpo de un hombre alto y delgado, cuyas facciones eran irreconocibles porque estaban cubiertas de sangre coagulada, al Hospital Viedma y retornaron al sitio del hallazgo para efectuar una inspección más detallada. En el recorrido efectuado por los detectives encontraron restos de rudimentarias antorchas que les hizo suponer que el o los autores del homicidio habían entrado más al interior del túnel. Los funcionarios siguieron la pista y a poco andar se encontraron con una sorpresa, un segundo “bulto” idéntico al anterior, pero esta vez el cadáver correspondía al de una mujer joven.
Mientras todo esto ocurría, el prefecto de Cochabamba Mayor Abel Martínez, recibía la visita de Adolfo Tezanos Pinto, Secretario Ejecutivo de la FUL-Federación Universitaria Local- que le denunció el desaparecimiento desde hacía cinco días de Genny Köller, alumna del cuarto año de Arquitectura y dirigente estudiantil de su facultad. La autoridad le manifestó que nada sabía del asunto, y así era efectivamente, ya que sólo vino a enterarse al anochecer cuando fue puesto al corriente por el propio jefe de la DIC.
Al mismo tiempo, un corto comunicado llegaba a las redacciones de los diarios y emisoras firmado con las siglas del ELN en que esta organización denunciaba a la opinión pública la desaparición de dos de sus militantes activos, GENNY KÖLLER y Elmo Catalán Avilés. La nota también señalaba que ambos habrían sido secuestrados por organismos de seguridad del gobierno apoyados por agentes de la CIA y exigía que el asunto se investigara y se aclarara.
Y así comenzó la enredada trama. Diversas versiones, del propio ELN y autoridades policiales, no logran aclarar el porqué y por quienes fue asesinada la pareja. Las dudas se acentuaron con un segundo comunicado del ELN en el que señaló que ambos combatientes habían sido asesinados por uno de sus militantes, pero más tarde la organización nuevamente responsabilizó a la CIA y al gobierno boliviano.
Un mes después, en Julio de 1970, guerrilleros bolivianos llegados a Arica traían otra versión de los hechos relatando que Elmo estaba encargado de resolver los asuntos relacionales al interior del grupo clandestino. Aníbal Crespo, un integrante bastante conflictivo, habría reaccionado violentamente a una sanción disciplinaria y habría dado muerte a Elmo y a su compañera, lo que estaría corroborado por el segundo parte del ELN. Lo curioso del asunto es que según este mismo parte del ELN, Elmo habría recibido tres balazos que la autopsia no había constatado. Por otro lado, diarios chilenos aseguraban que los dos militantes habrían fallecido a causa de las torturas a las que fueron sometidos. ¿Quién decía la verdad?
Los sucesos siguieron desarrollándose, al día siguiente se hizo pública la información del hallazgo y gracias a algunos periodistas se pudo identificar los dos cuerpos: ya no cabían dudas, se trataba de Genny Köller y de Elmo Catalán. El informe médico de la autopsia reveló que la joven había fallecido tres o cuatro días antes (8 o 9 de Junio), que tenía dos meses de embarazo, que había sido salvajemente torturada y violada y que su muerte se habría producido por una hemorragia interna ocasionada por un fuerte golpe en la base del cráneo. De Elmo sólo decía que había fallecido de causas indeterminadas, aunque existen fuertes presunciones que su deceso tendría como causa la aplicación de co-rriente eléctrica, método habitual utilizado por los agentes de CIA para “liquidar” revolucionarios en Bolivia, según lo denunció más tarde Antonio Arguedas, ex-ministro del gobierno de la época. Sin embargo, estudiantes universitarios hicieron sus propios análisis, cuyos resultados aún guardan celosamente.
Los cuerpos de la pareja fueron velados en la Universidad Mayor de San Simón y el lunes siguiente en la mañana fueron trasladados al Cementerio General, acompañados de una inmensa multitud.
Mas tarde se reveló que Genny y Elmo, quien ya tenía tres matrimonios anteriores, habían contraído nupcias revolucionarias. Para los familiares de ambos, fue toda una sorpresa al enterarse de este compromiso, a través de la misiva anteriormente mencionada.
Genny tenía sólo 22 años al momento de su muerte, nacida en Cochabamba había ingresado a la Universidad de San Simón a estudiar Arquitectura. Fue dirigente activa de la Federación Universitaria de Cochabamba y Presidenta del Comité Promotor de la Mujer, organización que ella misma fundara. Su nombre de guerra al interior del ELN, era “Victoria”.
El asesinato de los dos miembros del ELN desató violentas manifestaciones de parte de los estudiantes en La Paz, Potosí, Santa Cruz, Cochabamba y Sucre, en las que el Ejército boliviano intervino dejando 5 muertos y más de 40 heridos.
En Chile los sectores periodísticos y la juventud también reaccionaron airadamernte. Los estudiantes de la Escuela de Periodismo salieron a las calles el 15 de Junio para protestar por la muerte de su colega y el 19 fue el turno de los alumnos del Instituto Pedagógico.
Entretanto, el Cónsul Adjunto de Chile Manuel Gallardo, el presidente del Colegio de Periodista de Chile Alfredo Olivares Román y un hermano de Elmo, Gustavo Catalán Avilés acompañado de un primo, habían llegado a la ciudad boliviana de Cochabamba para efectuar indagaciones sobre el deceso del periodista chileno y, en lo posible, trasladar el cuerpo a su ciudad natal, Arica.
Las gestiones fracasaron, recibiendo los emisarios un tajante “No” de parte de las autoridades altiplánicas. Los cuerpos de Elmo y su esposa, Genny quedaron sepultados en dos humildes tumbas en el cementerio de Cochabamba que, de vez en cuando, son adornadas con flores que depositan algunos amigos y estudiantes.
Numerosos homenajes se le rindieron al revolucionario chileno en nuestro país, un campamento de pobladores de Santiago fue bautizado con su nombre, el Partido Socialista hizo lo mismo con las agrupaciones de sus juventudes encargadas de la propaganda creando las “Brigadas Elmo Catalán”, las BEC, que durante el gobierno de la UP ilustró las paredes de Chile con consignas y murales y cuyos militantes fueron duramente torturados por la dictadura militar después del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Elmo Catalán tenía 38 años al momento de su muerte, la que conmovió fuertemente al medio periodístico nacional y en los distintos homenajes que se le rindieron se emitieron muchos conceptos para retratarlo, pero sin duda que el más acertado lo definía como “... uno de los más caballerosos adversarios políticos y leal compañero de rutas para quienes estuvieron en su senda.[10]”
Juan C.García Araya
18 de Abril de 2010
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[1] La Gaceta de Arica 30 de Enero de 1957.
[2] La Gaceta de Arica 30 de Enero de 1957.
[3] La Gaceta de Arica 4 de Abril de 1957.
[4] La Gaceta de Arica 16 de Junio de 1957.
[5] Ercilla Nº 1827 24 al 30 de Junio de 1970 pág. 31.
[6] Jaime Barrios, gerente general del Banco Central de Chile en el gobierno del Presidente Allende, fue tomado prisionero en La Moneda el 11 de septiembre de 1973 y hoy se encuentra desaparecido.
[7] Punto Final Nº 394 16 al 29 de mayo de 1997 pág.17.
[8] Punto Final Nº 109 21 de Julio de 1970 pág. 2.
[9] Ercilla Nº1829 8 al 14 de Julio de 1970 pág.19
[10] La Nación 17 de Junio de 1970 pág. 6