Yo, el vigía de pantalón corto,
lo avisté allá, en el horizonte,
con su gorra blanca inclinada
avanzando en mecido andar.
Navegando con suaves vaivenes
surcaba el océano de mi espera.
¡Ahí viene! Corro hacia sus brazos
y me alza como un batel.
Derivamos a golpes de gobernalle,
nos extravió el generacional rumbo
y un clima inclemente, tempestuoso
orientó mi navío a ultramar.
Sus abriles no bordearon dóciles,
la borrasca desgarró su velamen
y ancló en definitivo puerto
estribado en el bruno lanchón.
* * *
lo avisté allá, en el horizonte,
con su gorra blanca inclinada
avanzando en mecido andar.
Navegando con suaves vaivenes
surcaba el océano de mi espera.
¡Ahí viene! Corro hacia sus brazos
y me alza como un batel.
Derivamos a golpes de gobernalle,
nos extravió el generacional rumbo
y un clima inclemente, tempestuoso
orientó mi navío a ultramar.
Sus abriles no bordearon dóciles,
la borrasca desgarró su velamen
y ancló en definitivo puerto
estribado en el bruno lanchón.
* * *
Juan Carlos García Araya (32)
Rapsodas Fundacionales
Arica, 13 de Julio de 2008
Rapsodas Fundacionales
Arica, 13 de Julio de 2008
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