Tengo el rostro enjuto, labrado
por el tiempo y los baldones
soportados unos tras otros,
vista y cabeza inclinada.
Marcho encorvado y lerdo,
solitario, por el cemento doliente
de un empobrecido arrabal
bajo ausente compasión.
Ya no arremeto contra molinos;
mis trancos me arrastran inexorables
al panteón de las quimeras
sin dejar nada detrás.
Allí retornaré al origen:
la ausencia dispersará
mi carne y mis huesos
deshechos por la putrefacción.
* * *
por el tiempo y los baldones
soportados unos tras otros,
vista y cabeza inclinada.
Marcho encorvado y lerdo,
solitario, por el cemento doliente
de un empobrecido arrabal
bajo ausente compasión.
Ya no arremeto contra molinos;
mis trancos me arrastran inexorables
al panteón de las quimeras
sin dejar nada detrás.
Allí retornaré al origen:
la ausencia dispersará
mi carne y mis huesos
deshechos por la putrefacción.
* * *
Juan Carlos García Araya (40)
Rapsodas Fundacionales
Arica, 21 de Agosto de 2008
Rapsodas Fundacionales
Arica, 21 de Agosto de 2008
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