jueves, 9 de septiembre de 2010

EL ONCE A LAS ONCE



Arica amaneció como los días anteriores: en estado de emergencia y militares en las calles. Por eso no me sorprendió verlos. Estudiante a la época de la Universidad de Chile, sede Arica, cerca de las ocho de la mañana nos juntamos a estudiar con un amigo en su casa en la Población “Venceremos”.
A las once salí a la calle acompañado del Tevo y al llegar a la esquina una camioneta conducida por un amigo se detuvo y nos informó emocionado del golpe de estado. Quedamos impactados.
Subimos al vehículo. Una angustiada mujer nos hizo parar. Llorando nos pidió que trasladáramos a su marido al hospital. Había sufrido un infarto al escuchar la noticia de la muerte del Presidente Allende. Nuevamente quedamos impresionados ¡El Chicho muerto! ¡Esto ya no tenía vuelta atrás!
Pusimos al hombre en la cabina y nosotros nos encaramamos en la parte trasera. Partimos rápidamente. Patrullas militares nos detuvieron. Con voz entrecortada explicamos que llevabámos un enfermo grave a la posta. Nos dejaron seguir. Continuamos hasta el cruce ferroviario, otro alto, un grupo de Carabineros. Control de identidad. Volvimos a explicar que conducíamos a un moribundo. El oficial dudó algunos momentos, finalmente dejó proseguir la camioneta con sólo el chofer y el enfermo tirado en la carrocería, el resto, cada cual partió por su lado.
¿Qué pasó con ese hombre? ¿Sobrevivió, falleció? ¿Cómo se llamaba? Durante más de treinta años me lo he preguntado y aún no obtengo respuesta.

*  *  *

Juan Carlos García Araya

Arica, 11 de Septiembre de 2003

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