Son escasos los buenos escritores que poseen obras tan claramente marcada por sus experiencias personales como es el caso de George Orwell (Eric Blair, 1903-1950), el escritor inglés. Sus principales títulos, “La Granja de los Animales” (1945) y “1984” (1949), están directamente inspiradas en su accionar tanto periodístico, social y como combatiente político.
El análisis de la realidad europea en las primeras décadas del siglo XX le reveló, como a muchos otros, la importancia estratégica de la Guerra en España: la primera batalla contra las pretensiones del Fascismo por dominar Europa y el mundo. Los principales países europeos, Inglaterra y Francia no lo entendieron o no quisieron comprenderlo de esa forma, escudándose bajo el Acuerdo de No Intervención. En vista de eso, Orwell no dudó en comprometerse personalmente en la defensa de la República española, directamente en los campos de batalla. El tiempo le dio razón, la bombas nazis no sólo cayeron sobre Guérnica sino también sobre Londres, y París fue ocupado en una Francia derrotada y humillada.
“HOMENAJE A CATALUÑA”
El intenso quehacer como luchador voluntario en la guerra civil de España, lo dejó plasmado en su libro “Homenaje a Cataluña” (1938) donde narra su participación como miliciano del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) en el frente de Aragón y en las calles de Barcelona durante la España de 1937. Allí se dio cuenta que no era sólo la lucha contra el fascismo sino que también se estaba produciendo una revolución.
El literato inglés estuvo en los lugares donde el socialismo se llevaba a la práctica. Por un lado conoció la rudimentaria y primera experiencia de colectivismo quedando admirado por la igualdad y camaradería desplegada entre los combatientes en las trincheras. Por el otro, sufrió el sectarismo y la disposición de los partidos comunistas, especialmente el soviético, de impedir que esta experiencia se transformara en un movimiento revolucionario.
Orwell manifiesta en su severo testimonio, que la lucha, según el P.C.E. (Partido Comunista de España) era sólo contra Franco y el fascismo, para restablecer la República democrática pero no para llevar a cabo la Revolución. Esto a pesar de que en los primeros días de la beligerancia, las experiencias de poder popular y control obrero eran abundantes, positivas donde los milicianos habían enfrentado eficazmente a los nacionalistas. En los hechos era la guerra de la clase obrera.
Gradualmente, condicionado por el apoyo soviético, el gobierno republicano bajo el pretexto de concentrarse en la lucha contra Franco, fue intervenido por los comunistas y sus aliados. Estos rápidamente tomaron el control a fuerza de represión y con una dura campaña de manipulación informativa y desprestigio a través de su prensa en contra de los anarquistas, el trostkismo, del P.O.U.M y contra toda manifestación revolucionaria. También, el P.C.E. reorganizó la Guardia Civil “apolítica”, neutral y constituyó el Ejército Popular que utilizó en esta represión. Decretó además, la disolución de las milicias populares y requisó su armamento.
Orwell fue testigo de toda esta situación, escribió y contó rigurosamente lo que vivió en el frente de Aragón y en las barricadas de Barcelona en las jornadas de Mayo de 1937. En las trincheras sufrió la privación dramática de pertrechos y de armas. En Barcelona vivió los enfrentamientos entre los milicianos y los estalinistas por el control de la ciudad. Finalmente el P.O.U.M. fue declarado fuera de la ley, sus miembros y dirigentes fueron perseguidos y encarcelados por lo que Orwell y su esposa debieron dejar el país.
A pesar de todo Orwell siempre se manifestó como marxista, pero partidario de un socialismo democrático. Luego de su experiencia en España, Orwell se trasformó en ferviente antiestalinista y luchador contra de todo tipo de totalitarismos lo que plasmó en sus dos principales obras ya mencionadas al inicio de esta nota, “La Granja de los Animales” y “1984”.
“LA GRANJA DE LOS ANIMALES o REBELIÓN EN LA GRANJA”
Fruto de esa amarga, pero a la vez rica experiencia, George Orwell escribió “La Granja de los Animales” (Animal Farm) que él mismo confidenció en una carta que lo hizo “contra Stalin”, aunque con el tiempo la obra sobrepasó ese objetivo.
Esta ficción satírica fue publicada en 1945 y no sólo representa una alegoría de las sociedades totalitarias de la época, el estalinismo y el nazismo, sino también del capitalismo actual donde prima la corrupción del poder, la maldad, la indeferencia, la ignorancia, la avaricia y la destrucción de cualquier posibilidad de utopía.
Como lo hemos visto anteriormente, Orwell aprendió de la lección española hasta qué extremos se puede llegar cuando se tiene el poder.
Sin embargo, no critica la Revolución en sí misma sino más bien las desviaciones que se producen con ella. La corrupción de sus líderes, la ausencia de verdadera democracia y la indiferencia frente a los horrores cometidos por los dirigentes.
En Noviembre de 2002 el escritor norteamericano John Reed (ninguna relación con el autor de “Diez días que estremecieron al mundo”) publicó “La oportunidad de Snowball” (Snowball’s Chance) como una respuesta a la obra de Orwell. El autor declaró: “Mi intención fue aplastar a Orwell, hice lo mejor que pude para aniquilarlo”. La trama relata el retorno del cerdo Snowball a la granja, uno de los personajes de “La Granja de los Animales”, para instaurar el Capitalismo que resulta tener sus propios defectos.
“MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y CUATRO”
En esta novela política de ficción distópica, George Orwell introduce el concepto del Gran Hermano (Big Brother), de una sociedad vigilada, controlada, totalitaria y represora, donde la Verdad es rescrita por el Poder cuanta veces le sea necesario. Publicada en 1949, muchos críticos la analizan como una alusión directa al régimen soviético y sus satélites. En el libro podemos encontrar numerosa s referencias a ese bloque. Recordemos solamente un caso, en las fotografías de la ex-U.R.S.S. (la ex - Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), los personeros del régimen que caían en desgracia, que no obedecían a la postura oficial, desaparecían, “evaporizados” de la historia.
De ahí nace el concepto de sociedad orwelliana que define una forma de sociedad. Este tipo de entidad estuvo en práctica abierta en la ex-R.D.A. (República Democrática Alemana). Pero aún siguen vigentes, aunque de manera más sutil. El Occidente y el capitalismo aprendió también su lección. Son las actuales, del neoliberalismo, donde la vigilancia del individuo es solapada, pero omnipresente. Esta se ejerce a través de un estado policial, con censuras y autocensura de los medios de comunicación, cámaras (“Sonría usted está siendo filmado”), números, fichas, prontuarios, registros, tarjetas y un sinnúmero de implementos electrónicos de control. Resultado: el ciudadano común perdió su libertad y ahora vivimos en una sociedad de esclavitud por el consumo.
Orwell transmite un fuerte pesimismo sobre el futuro de la sociedad en estas obras, donde denuncia abusos, deformaciones y corrupciones de los sistemas de poder. Sin embargo nos queda una leve esperanza en que el ser humano, dejando de lado en parte su egoísmo, reaccione y actúe frente a estos peligros y luche, a su nivel y posibilidades, por un futuro y una sociedad mejor, decididamente democrática. En un mundo cada vez más controlado y manipulado es lo que sin duda a George Orwell le habría agradado presenciar.
* * *
Juan Carlos García Araya
Londres, 21 de Marzo de 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario