sábado, 31 de octubre de 2020

 

DESDE MI VENTANA

(Tiempos de Pandemia)

 

 

Tras un marco de tres cristales 

Intento recuperar la existencia

La cotidiana rutina de ayer 

Lejana de temores e impaciencias.

 

Me aferro a la ilusión de un mejor mañana 

Mientras el estío me cita a su lozano cuadro 

Donde sólo transitan tapadas siluetas 

y blancos furgones de reparto.

 

Anhelo ser un pájaro y posarme en las alturas, 

Mutar en ardilla y galopar por las fronteras

Pero aquí estoy sentado, suspendido

A la espera del ineludible final. 

 

Observo la vital energía desaparecer

de patios traseros llenos de porquería,

y se fugará también algún día 

de la naturaleza depredada.

 

Lejanas quedaron esas sombrías jornadas

Cuando buscaba trozos de firmamentos

Aferrado a negros cilindros oxidados

persiguiendo porfiado la vida.

 

*  *  *

 

Londres, 15 de octubre 2020

lunes, 5 de octubre de 2020


 

SIGLO XXI

 

Santos Discépolo lo escribió ya una vez

Que en el dos mil, en el siglo Veintiuno 

Todo proseguirá al revés

 Y el mundo seguirá siendo una porquería.


Siguen existiendo los “chorros”

Los malandras y los sinvergüenzas

Aunque cambien sus nombres

A flaites, legisladores o congresistas.

 

Todo sigue igual, nada mejorará, no hay esperanzas

Los ignorantes se toman la palabra

Mientras nos presiden bufones,

Ladrones y predicadores.

 

Si lloras, pataleas o protestas

La pasma te gasea y te aporrea

Y aunque labures todo el día 

Tu cuenta estará al “debe” todavía.

 

Seguimos revolcados en el charco

Giles, llaman a los honrados

Y los rebeldes de pasado

Juegan con tu dinero en los mercados.

 

Carteles de la corrupción

Matones de la politiquería

Nos tienen las mentes adormecidas

Con “fakes news” y chabacanería.

 

 

 

Juan Carlos García Araya

Londres, 26 de Septiembre 2019

miércoles, 30 de marzo de 2016

DE PRIMAVERA, SEPTIEMBRE Y OTRAS COSAS


Me gustan los días de primavera,
tardes de sol radiante pero aún tibio
con sabor a chicha, empanadas y vino
jóvenes alegres en vestidos floreados
y cometas de colores bajo bóveda azul.

Añoro mis Septiembres juveniles de calles doradas
con tejados embanderados y ventanas abiertas
 voces criollas, sones de guitarras y arpas,
palpitando en un radio transistor
y que una dócil brisa trae hacia mí.

Evoco mis pasos ligeros por sendas animadas
acicalado de gala, cargado el bolsillo
ávido de fiesta, vértigo y regocijo
bebiendo, bailando, cantando
en piso tablado, con palmeras y telón estrellado.

De repente solsticio de invierno
ahogó el resplandor y sesgó la perspectiva,
el brillo se tornó acerado y un muro de fuego se alzó
y así pasó el tiempo gastándome la vida
hasta que mi Primavera, de Otoño se curtió

*  *  *
79.- Juan Carlos García Araya
Rapsodas Fundacionales

Londres, 13 de Marzo 2016

martes, 12 de agosto de 2014

EXILIO

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EXILIO
Dejar atrás barrotes, cerrojos y abrazos
un portón que castiga la espalda,
trepar escalinatas con obligados pasos
que siegan del barrio, ciudad y nación.

Sobrevolar barreras y estados
descender en destino desconocido
acogido, libre pero desterrado
ansiando reparar el puzle existencial.

Exilio dorado afirman algunos.
¿Lo es viviendo en distante sintonía
resistiendo la soledad solitaria
y sobreviviendo al foráneo día a día?

Infinito desarraigo pleno de dudas,
el ansiado retorno, rencontrar la familia,
pueblo, amigos y camaradas,
volver a vivir en tu tierra.

*  *  *

LLUVIA


LLUVIA

Llueve otra vez, aquí llueve siempre
Invierno como en Verano, llueve,
Chispea, graniza o llovizna
Con milenaria paciencia persistente.

Brotan plásticos y luminarias policromas
Agua, gente y basura corren por las calles
La gris metrópoli enjuaga su rostro
Contaminado de egoísta modernidad.

Temporales, inundaciones y riadas de lodo
azotan los cinco continentes
formando torrentes de asilados
pero eso ya no es noticia trascendente.

A nadie sorprende esa meteorología,
que empapa, desborda y arrasa 
mientras al otro lado de la geografía
seca el alma de pueblos y razas.

*  *  *

martes, 29 de octubre de 2013

ES SOLO HASTA PRONTO

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(A Fidel)

Un hombre se aleja, otro lo sigue y otro más
 Un hijo, un padre, hermano y amigo … camaradas
Ausentados ahora de este largo y lejano destierro
Que desgasta y maltrata cuerpo y el alma.

Truncos dejan proyectos y sueños
Y la quimera del anhelado retorno al terruño
Para integrarse al pueblo que lucha
O a la cotidianidad de un pasado.

Van camino a la Pachamama y a las estrellas
Acompañados de espacios, entonaciones ajenas,
 murmullos de zampoñas, charangos y quenas.
¿Podrán al fin descansar en tierra forastera?

Pero me niego a decirles adiós o hasta siempre,
Aquí estarán en todo instante, a mi lado izquierdo,
Hasta que un día me atajen en el canto de la vida
Y nos volvamos a abrazar.

*  *  *

Londres, 11 de Julio de 2013

N A V E G A N D O

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            Caminaba apresurado por una avenida desconocida. Estaba obscureciendo y tenía un poco de frío por lo que metí las manos en los bolsillos. En mi mente aún persistía, bastante imprecisa sin embargo, la imagen de esa mujer. No sabía quién era ni recordaba haberla visto anteriormente y, en verdad, ni siquiera tenía la certeza de su existencia.
            Crucé la calle, aunque realmente no tenía aspecto alguno de ser una. No estaba pavimentada ni transitaban vehículos por ella. Entré en una vetusta galería comercial al aire libre y con piso de tierra e inmediatamente atrajo mi atención un puesto de libros usados. Mi entusiasmo se despertó ante la perspectiva de buscar y de, quizás, encontrar ejemplares interesantes. Varios canastos de mimbre yacían en el suelo repletos de libros con olor a humedad, subterráneo y tiempo pasado. Extraje una mano del bolsillo izquierdo, cogí uno con delicadeza y lo hojeé con respeto. Era un tratado titulado “Como fabricar hojas perforadas” de autor anónimo del siglo XIX. Tenía cerca de trescientas espesas páginas y estaba abundantemente ilustrado con láminas coloreadas al estilo de Gustave Doré. Sorprendente e interesante ejemplar, pero no era de los que más me atraen.
            De repente alguien exclamó detrás de mi.
            -¡Ese es mi hermano! ¡Le gusta ser florero al pobre hombre!
            Me volví sorprendido y me encontré con un individuo que sonreía. Miré hacia donde  él estaba mirando. No tenía necesidad de gritar a las cuatro esquinas que el tipo que estaba en la caja era su hermano. Eran idénticos, las únicas diferencias eran la silueta y el matiz de sus pilosidades. El hablante era obeso y canoso, su colateral delgado y con barba pelirroja. Se parecía a un latoso animador de la televisión chilena y estaba feliz recibiendo el pago de los clientes que formaban frente a él una larga hilera. Todos los compradores tenían una pila de libros en sus brazos. El personaje estaba en su salsa, contaba chistes fomes y bromeaba con los compradores. Algunos le seguían la corriente, otros lo miraban con asombro y a lo mejor, ofendidos.
            Decidí que ya era hora de largarme de ese sitio. Se habían esfumado mi ansias de remover tanto libro con tanta gente a mi alrededor. Me dirigí hacia un almacén y compré algo que no recuerdo, creo que posiblemente hayan sido cigarrillos o chocolates, porque me encantan ambos. Volví a la solitaria callejuela y seguí mi camino sin pensar en un destino preciso.  Un estrecho pasaje atrajo mi atención. Era uno de esos construidos para los obreros en Santiago a principios del siglo XX. Se notaba que ya habían dejado de resistir al paso de los años y allí ya no vivía ningún trabajador. Sometido a infinitas transformaciones sin gusto, no era ni la sombra de su mejor pasado, además una reja de oxidado hierro clausuraba la entrada.
            Examiné con nostalgia las fachadas de las viviendas tratando de evocar ese pretérito. No eran feas pero tampoco un desborde de belleza. En su tiempo todas fueron iguales, así como las puertas y las ventanas, pero con el correr de los años sufrieron innumerables y desquiciadas modificaciones. Una de ellas habido tomado el aspecto de un cine o tal vez de un pequeño teatro, abandonado por supuesto, con una engrillada taquilla.
            Ya me alejaba, cuando desde el interior de una de esas dormidos hogares, no sé cual, alguien llamó. Me detuve.
            -¿Eres tú María? – preguntó una voz femenina.
            Yo no respondí y reemprendí mi interrumpido rumbo. Oí una puerta que se abría dolorosamente. Una mujer se asomó.
            - María ¿Eres tú? – insistió.
            Yo seguí caminando como si nada oyera. No era a mi a quién llamaban, pero se acercó a mí y empezó a caminar a mi lado. Me dijo algo, pero no le entendí, tampoco le respondí.
            En un paradero abordé un colectivo, una especie de minibús destartalado. La mujer, a mi sorpresa, también lo hizo y se sentó a mi lado. No comprendía porqué actuaba de esa manera, siguiéndome, pero no me importaba. Ella continuaba hablando pero yo seguía sin entender ni una palabra de lo que decía. Miré a mi alrededor y vi a otros pasajeros sentados, silenciosos y resignados. El conductor detuvo el vehículo en un puesto callejero y pidió una coca cola en una envase blanco pero le vendieron una sprite en botella verde. Miró extrañado el envase, hizo un gesto de desdén y se la bebió de un trago.
            De pronto el colectivo llegó al puerto, el que me pareció familiar, tenía la impresión de haberlo visto anteriormente, pero no estaba seguro. Sin embargo, algo tenía que lo convertía en desconocido para mí. El bus avanzó e ingresó al muelle. Se abrió paso por entre inmensas grúas y grupos de estibadores. Por las ventanas entró un aroma marino así como el canto de las gaviotas y los cormoranes que nos envolvió a todos. No muy lejos, en el extremo del malecón, se divisaba un vetusto navío mercante atracado al espigón. Era uno del tipo “Liberty”, de aquellos que se construyeron durante la Segunda Guerra Mundial. Súbitamente, me asaltó una interrogante ¿Qué hago aquí?
            El bus finalmente se detuvo a un costado del carcomido casco del barco. Todos los pasajeros se bajaron, yo los seguí. Abordamos a través de una cimbreante pasarela. Cuando llegamos al puente, inmediatamente la nave zarpó rumbo a otro sueño.

*  *  *
Londres, 15 de Junio de 2010.
           

jueves, 31 de enero de 2013

WOOLWICH’S ANTHEM


I’m standing in Beresford Square
 Looking north to the Arsenal
My mind sounds heard
Retelling a past historical.
The trams’ wheels sizzling
Step over the cobbles
The foundry’s breathing
And the laughing rabble.
Husbands, sons crossing the Gate
Mind filled with joyful dreams
Making the world’s fate
Under the murky screams.
They’re Woolwich’s heart
Steaming forever ahead
With iron willpower
The world will be for them.
That’s their legacy left
Nothing expecting in return
Let’s raise the flag high
And proudly show it around.

*  *  *

London, 1st May 2012

sábado, 23 de junio de 2012

MI CARNAVAL


Siento a lo lejos el sensual ritmo
de bombos, bronces, zampoñas y tarkas, 
que llega cadencioso a mis oídos
estremeciendo este cuerpo mestizo
cargado de morenas añoranzas. 
Quisiera unirme a las comparsas
y a esas jornadas de alegría,
vestir colorido traje y máscara,
bailar, sudar con pulso acelerado,
franco de la sociedad y sus normas.
Olvidar el pasado, postergar el mañana
envuelto en la espuma del Carnaval,
nubes de challa y serpentinas,
cercado de músicos, roncos compases, 
bailarines, morenadas y tinkus. 
Entregarme a la fiesta, a los ruegos
a la Pachamama, al Inti, los ancestros,
para cuando concluya la celebración
 despedirme al son de la kacharpaya.
y enterrar mi propio Ño Carnavalón

*  *  *